viernes, 18 de octubre de 2013

Mierda de oso

Yo no he visto muchos osos en libertad. Un par de ellos. Uno a través de un telescopio terrestre después de esperar varias horas y apenas durante unos minutos, ya casi anochecido (situación clásica). La otra hace muchísimos años, de casualidad, en una ruta y con un susto considerable por ambas partes, aunque me temo que ninguno de los dos se quedó para comprobar como estaba el otro (por suerte para mí).

En cambio sí he tenido la oportunidad de observar en bastantes ocasiones los rastros, huellas o señales que un animal tan grande deja en el monte: unas veces una huella sobre la huella de mi bota a la vuelta de una ruta, otras veces un arbolito con ramas tronchadas, otras los excrementos amontonados en una zona con especial querencia.... señales de actividad que me alegran el día y que informan de esa lenta pero escasa recuperación de la que todos hablan.

El reconocimiento de todos esos rastros es complicado. Ni siquiera estoy seguro de que alguno de ellos fuese realmente de oso, y sí estoy seguro de haberme saltado alguno más.

Los libros están muy bien pero no aportan realidad (la teoría es genial pero la práctica lo es más), rastreadores hay pocos y de los pocos que conozco se encuentran con las mismas dificultades que yo: una cosa es la teoría y otra la práctica.

Por ejemplo: las huellas cambian en función del terreno, de las condiciones atmosféricas, de si son sobre nieve o sobre barro, etc. Las ramas a veces puede haberlas partido otro animal...

Y respecto a los excrementos otro tanto o más complicado aún. Varían según el animal (tamaño por ejemplo), según el alimento ingerido (hierba, frutos, miel, carne...) según la proporción de ese alimento, depende el estado de lo que encuentras del tiempo que ha pasado, de si ha llovido o no, de.....

Voy a poner las fotos de un mismo excremento de oso visto con una diferencia de una semana. En esa semana llovió débilmente el sexto día.

Es interesante observar que la composición es evidentemente vegetal por su aspecto y la gran cantidad de semillas que contiene (semillas de escuernacabras principalmente), aunque en la segunda fotografía, al degradarse, deja al descubierto un par de pezuñas de rebeco, aunque ni rastro de huesos o pelo. 


Excremento de oso reciente. Se observan abundantes semillas de escuernacabras y algún fruto rojo que parece gayuba.
El mismo excremento totalmente degradado al cabo de siete días. Ha perdido el aspecto original pero a cambio podemos observar dos pezuñas de rebeco.

Frutos de escuernacabras
Frutos de gayuba o uva de oso

3 comentarios:

  1. Interesante tu descripcion Alberto, Al menos si en el monte veo algo asi sabre a que atenerme, yo aun no he visto ningun oso en libertad, aunque no pierdo la ilusion .pero no tan cerca como tu dices, en tu segundo encuentro, mejor algo mas lejos,
    Un Saludo.

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    Respuestas
    1. Sin duda, mejor un poco más lejos. Verlos de lejos no es especialmente complicado.en época adecuada y con grandes, grandes dosis de paciencia y un poco de suerte.
      Pero lo cierto es que a mí me emociona más saber que está, encontrar su rastro que verlo (que es genial pero no deja de ser o una casualidad más o menos peligrosa, o algo muy trabajado) ñas huellas y rastros se me antojan más "cercanas".
      Un saludo y gracias por el comentario.

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  2. Yo de momento no tuve la "suerte" de encontrarme con ningún oso por el monte, aunque rastros (pisadas, ramas rotas y cagadas) si, en varias ocasiones. La última recuerdo que era temporada de prunos y se ve que el atracón al pobre bicho le había sentado mal y estaba bastante descompuesto, ja, ja.
    Un saludo

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