lunes, 14 de octubre de 2013

El paisaje de los jardineros

La mejor forma de saber si alguien ejerce realmente la profesión de la que presume, y su grado de excelencia en dicha actividad, es ver los resultados. Si alguien presume de ser cantero, me gustará ver sus tallas en piedra, si ebanista, sus muebles y el detalle de los mismos, si relojero la eficacia de sus arreglos o la eficiencia de sus relojes.... y así sucesivamente.

Cuando se impuso la forma de hablar políticamente correcta (para la obtención de votos), comenzó una transformación del lenguaje que incomodase lo menos posible a la población de las zonas rurales, tanto respecto a los manejos del territorio, como a sus consecuencias.

Por ese motivo se edulcoraron tanto los procesos de transformación del medio realizados para favorecer el monocultivo de la ganadería, puesto que la agricultura tradicional se colapsó, que llega un momento en que resulta irreconocible.

Pero lo que el lenguaje trata de tergiversar o esconder bajo diferentes apariencias, la naturaleza lo muestra sin asomo de doble lenguaje.

Las cicatrices del fuego, el abandono del pastoreo, las talas a matarrasa, la transformación de las cabañas ganaderas en cabañas de fin de semana, traen consigo paisajes como el de las fotografías: extensísimas zonas de matorral bajo, brezal-tojal producto de sucesivas quemas indiscriminadas en poco espacio de tiempo, que además sobre suelos ácidos, han dado lugar a territorios empobrecidos y con una productividad bajísima.


Vista de la Xamoca desde las estribaciones de Peñamayor. Desde la crestería hacia el fondo ya es el Parque Natural de Redes
Además el uso de esos fuegos ha provocado que la capa superficial del suelo haya sido reducida a cenizas, la materia orgánica haya desaparecido y posteriormente lavado hasta ser inexistente.
Es casi imposible que en esas condiciones vuelva a regenerarse el bosque en los próximos años: no tienen donde enraizar (y eso asumiendo que no volverá a haber incendios)

Se pueden observar claramente lo que fueron extensos bosques reducidos a pequeñas manchas intercaladas de matorral. Fragmentos de un bosque que fue continuo y que solo sobrevive en las hondonadas más húmedas y umbrías, o donde el bosque se agarra directamente a la roca.
Cabañas ganaderas, praderías en uso y praderas abandonadas. Incluso suelos descarnados en la parte inferior de la fotografía. 

También se observan árboles limitando los prados cercanos a las cabañas, pero esos sí que van siendo poco a poco abandonados. Las razones son muy variadas, pero está claro que el manejo que se realiza actualmente de estas zonas sobrepastoreadas es lo más simple posible, es decir: uso continuado del fuego para mantener una baja cobertura y parches de pasto. 

Laderas de La Xamoca desde el concejo de L.laviana

Todo un despliegue de malas prácticas ambientales y todo un desastre ecológico derivado probablemente de un mal entendido "uso de prácticas tradicionales" y títulos de "jardineros del paisaje".

Eso sí: tanto matorral mejora las posibilidades de disfrutar de la berrea en el valle.

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