jueves, 16 de mayo de 2013

En playas cercanas

Al contrario que en la canción de Manolo García, a mi, el tiempo (o más bien su escasez) me arrastra a playas cercanas y humanizadas. Y en playas cercanas con poco tiempo lo más fácil en primavera es seguir la floración, un tanto a trompicones que va desarrollándose este año.

Es una floración a trompicones porque la alternancia de periodos cálidos y soleados con estos episodios intensamente fríos que nos toca  este ocasión, provoca la salida de las flores y también que se marchiten en apariencia más deprisa de lo habitual, o al menos que queden muy deterioradas en poco tiempo debido a la lluvia, al frío o al intenso viento.

Si se marchitan más rápido o no, no lo puedo asegurar, no me he tomado la necesaria molestia de medirlo para poder asegurarlo. Ahora, que por dos veces ya, el deterioro es rápidamente apreciable, puedo asegurarlo gracias a las fotos.

En cualquier caso hay una floración especialmente hermosa en las dunas semi-móviles de L'Espartal. Es una franja cada vez más estrecha, comprimida entre el acantilado de arena que se lleva formando en los últimos quince años debido a la erosión de las dunas, y las dunas fijas, grises, de la parte posterior, donde a sotavento, protegidas por la mayor altura de la cresta de la duna medran madroños (Arbutus unedo), tojos (Ulex), zarzas (Rubus), equisetos (Equisetum), vulneraria (Anthyllis vulneraria), y de las invasoras, pues plumeros de la pampa y cada vez más pinos.

Ninguno crece mucho porque si asoman por encima de la duna, el viento "quema" los brotes.

Así que, con un espacio cada vez menor, se desarrollan las plantas que una vez fueron las principales especialistas dunares, capaces de aprovechar a su favor las condiciones adversas de movilidad del sustrato o filtración rápida del agua. 

Yo solo me he fijado en tres o cuatro especies de las más vistosas: una compuesta de apariencia común, un par de orquídeas y un par de plantitas más o menos trepadoras o rastreras (según se tercie).

La compuesta es la Aetheorhiza bulbosa o avellana de tierra (por el bulbo que tienen pero que no he comprobado para no fastidiarlas).
Tienden a pasar desapercibidas, como una flora amarilla más, pero son propias de las dunas, y eso con la degradación que sufren, ya es motivo de interés. 


Avellana de tierra

De las orquídeas, dos de las que crecen en las dunas:
Cephalanthera longifolia es blanca y abundante entre el barrón y los equisetos, muy cerca de la parte móvil de la duna. Aunque he leído que hay variedades sin clorofila, totalmente heterótrofas, en L'Espartal la población completa parece tener clorofila. Es cierto que las hojas tienen un tono muy pálido, traslúcido a veces, pero verde.



Serapias lingua aparece más retrasada, en las zonas donde la arena está casi fijada, formando céspedes ralos. No encontré muchas en el área delimitada por las dunas: apenas cuatro o cinco pioneras. En los pequeños prados de la comarca son mucho más abundantes.
Serapias lingua
Otra Serapias
En años anteriores tengo citados ejemplares de Serapias parviflora, pero lo cierto es que no he visto ninguno este año.

En cuanto a las rastreras son muy abundantes la zarzaparrilla (Smilax aspera), y las ya mencionadas zarzas, pero propias de las dunas encontramos las primeras campanillas (Calystegia soldanella) y un género bastante resistente y acomodado a suelos difíciles como Vicia, (pariente silvestre de las fabas) y que se desarrolla bastante bien como ruderal.

Vicia


Soldanella o campanilla de las dunas

Veremos cómo florecen este año la espigadilla o el nardo marino  

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1 comentario:

  1. Hola Alberto, muy chules les fotos, muy interesante la explicación, sobre todo los que como yo somos neófitos en el tema. Un abrazu.

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