martes, 15 de enero de 2013

Criar osos

¿Es posible compatibilizar un turismo de naturaleza responsable con la observación de fauna y su conservación?.
La respuesta debería ser que sí. Me encantaría que fuese que sí. Deseo firmemente que sea que sí.
Y no faltan los ejemplos que están permitiendo la supervivencia de espacios naturales emblemáticos y las especies a los que albergan, contribuyendo además al desarrollo de las comunidades locales.
Posiblemente los gorilas de montaña sean de los más conocidos. O los ecosistemas y comunidades del Serengueti, podrían ser otro ejemplo.
A un nivel mucho más modesto, pero no menos importante, el turismo ornitológico en los alrededores de Plasencia y Monfragüe, es un motor de economía local indudable.
También es posible que mal planificado, gestionado y sobre todo asumido, acabe siendo un desastre.
Lo que es seguro es que dado el ritmo de crecimiento de la población humana y su lamentable relación con los ecosistemas que lo rodean, es necesario establecer pautas de relación realmente sostenible con el medio.

Una de esas pautas es el establecimiento de "especies valor" para un territorio, cuya conservación establezca un paraguas de protección sobre el ecosistema.
El ejemplo que mejor conozco y que ha llegado a ser emblema de Asturies, es sin duda el oso. En Somiedo lo saben bien. Sin ser el territorio de Asturies donde más osos habitan, se ha llegado a identificar Parque Natural con las palabras "hábitat osero", prácticamente de forma indisoluble. 
Y evidentemente eso ha representado ventajas para los habitantes del Parque. El oso es allí una "especie valor", aporta solo con su posible presencia un valor añadido a los propios atractivos del Parque, tanto biológicos como geológicos.

Desde hace tiempo se lleva cocinando un movimiento de ir "un paso más allá" en los modelos de conservación de estas "especies valor". El principal de esos pasos es, aprovechando la mejora en la población osera asturiana, comenzar, no sólo a fomentar la presencia de oso, si no también demostrarla, es decir realizar salidas para ver osos.

Ya hay empresas que lo ofertan. Más o menos veladamente, pero se oferta.
Ver y ser visto. O disfrutar sin ver. 
Y lo entiendo. Me asusta un poco, pero lo entiendo y con ello comparto aspectos de lo explicado por Hartasánchez (de FAPAS) en un artículo que aparece en internet, concretamente en la revista Altotero, de su amigo Benigno Varillas, que a su vez lidera un proyecto denominado Rewilding Spain y sobre el que aún tengo mucho que conocer y reflexionar.

Dice Hartasánchez lo siguiente (tras reflexionar sobre la desaparición de fondos europeos para la recuperación del oso pardo, la gestión desastrosa de la especie en Castilla-León, y los advenedizos arrimados a la administración)

 Acabado el chollo de que el oso pardo continúe siendo una especie de Papa Noél que llega a Administraciones y ONGs paralelas a la Administración con un saco cargado de dinero, se plantea un panorama dudoso sobre la posibilidad de seguir viviendo del cuento del oso, por lo que parece que ahora la nueva tendencia es contar el cuento osero o mejor dicho vivir de enseñar osos.
La aparición de empresas y grupos organizados con una estrategia de hacer del oso un icono visible de la naturaleza, parece que va a ser una alternativa a la supervivencia de las estructuras pro oseras. No es malo, al contrario, al menos si para ganar dinero es necesario ver osos, habrá que sospechar que la conservación del oso va a ser más importante que antes, pues sin osos no hay turistas.
Hasta ahora el chollo ha sido la escasez, el riesgo, la amenaza, justificaciones para que la UE continuara dando dinero a espuertas para la conservación osuna en este país. Las mejores noticias, los osos en lazos, tiroteados, demostrando así que era necesario más dinero para seguir vigilando, patrullando, recorriendo los montes en todo terreno, argumentando que la recuperación de esta especie representaba un esfuerzo ímprobo donde era necesaria la utilización de ingentes cantidades de dinero y un enorme esfuerzo humano.
Si esta estrategia de conservación era cierta, ¿qué pasará ahora que no hay un euro?.
¿Comenzaremos a ver disminuir la población en Asturias?, ¿desaparecerá definitivamente del núcleo oriental?. Por fortuna creemos que no, pues habría que analizar cuales han sido los mecanismos activados para conseguir que el oso llegue hasta donde está actualmente en Asturias, quizás cerca de los 200 ejemplares.

Y sin duda, ninguno de esos mecanismos está ligado a la necesidad de utilizar sumas millonarias de euros, valga de referencia que el coste que tiene garantizar la supervivencia de las crías nacidas en un parto osero no llega a los 200 euros. Y garantizar la supervivencia de las crías de oso que nacen cada año, es garantizar la conservación de la especie. Sería fácil echar la cuenta de cuanto costaría entonces elevar la productividad de una población osera como la que tenemos actualmente en la Cordillera Cantábrica, contando únicamente el número de hembras reproductoras.
El resto de acciones a llevar a cabo forman ya parte de estructuras establecidas, Seprona, guardería, sensibilización en el ámbito de los cazadores, aplicar modelos de recuperación del hábitat y presión social sobre aquellas administraciones que como Castilla y León tiene claramente una decisión tomada de extinguir al oso en las montañas de Riaño y Palencia. Lo demás es un puro fraude a la conservación de la naturaleza de España.
Yo ante esto veo un problema habitual a nuestro alrededor.:
Es necesario debate, contar con la población local, establecer parámetros de actuación, delimitar fechas, vedas de observación, mecanismos de control, formas de participación de manera que vuelva a revertir en la población local, que es en última instancia la que conserva al oso porque le da beneficio. Si no es así, harán chorizos con él.

Y veo un peligro. No puede actuarse en función de la "especie valor", primero porque como cualquier especie salvaje no puede dar garantía de éxito en la observación, y segundo y más importante: desde un punto de vista totémico el oso tiene un enorme interés mediático, cultural, turístico... pero biológicamente, genéticamente al menos, especies como (por ejemplo) Centaurum somedanum, tienen probablemente más valor, y se conocen y protegen bastante menos.
Valle de Saliencia. ¿Tiene más valor ver osos o conocer el resto de valores y características de su entorno?
¿Puede darse lo uno sin lo otro? ¿Y qué valor tendría entonces? ¿Y cuando pase de moda el oso? ¿Qué quedará?
Enseñar el oso no puede ser la prioridad, la prioridad ha de ser dar a conocer los valores del ecosistema completo, su formación , su geología, su hidrología, las especies vegetales y su interrelación, la cultura que se desarrolla alrededor del aprovechamiento de esos sitemas naturales, la formación del paisaje..... y eso es educación ambiental.

El resto es criar osos. 

1 comentario:

  1. Hola Alberto, supongo que como gustar, si me gustaría ver uno. Pero confórmome con ver a Paca, Tola y Furacu y no molestar ni meteme en la vida de los que están en libertad. Para mi los paisajes de Somiedo en toda su enormidad y con ver daqué rebecu conformome. Lo que no me entra en la cabeza, ye como pseudo amantes de la Naturaleza (digolo porque van al monte) son capaces de dejar todo tipo de basura (tengo encontrao hasta tangas)tirao por todos los sitios imaginables- Yo si puedo no meto ni ruidu al andar. Un abrazu.

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