sábado, 4 de febrero de 2012

Invasoras 1: Plumero de las Pampas

Probablemente la primera vez que vi uno de los Plumeros de las Pampas (Cortaderia selloana) fuese como un adorno en un jarrón grande. Aunque quizá fuese más como un adorno exótico en un jardín.
Una planta grande, resistente, extraordinariamente vistosa, con unas inflorescencias propias de las gramíneas (los plumeros) que se elevan hasta varios metros. Requiere apenas cuidados, tal vez una poda para que no crezca en exceso y poco más.

Hoy en día su visión se ha hecho absolutamente común, no para de invadir nuevos espacios y es probablemente uno de las especies invasoras de más difícil erradicación y mayor expansión de las últimas décadas. Pero sólo está descrita desde 1969 en la Península Ibérica como naturalizada.

En todo caso no invade cualquier lugar, tiene preferencia por lugares recientemente removidos donde su gran velocidad de crecimiento representa una ventaja competitiva apreciable respecto al resto de especies vegetales. Después, una vez asentada es francamente complicada su erradicación.

En Asturies (y en toda la Cornisa Cantábrica) la mayor parte de las poblaciones existentes podemos relacionarlas con la jardinería y sobre todo con las obras públicas. Cada vez que se ha removido tierra por obra pública en Asturies, se ha conseguido implantar una nueva o mejorada población de esta invasora.

Las medianas de las nuevas autopistas, los taludes y desmontes en cualquiera de las obras de las mismas se ven de inmediato invadidas y ocupadas, y como en el momento no se hace nada después ya no hay quien pueda con ellas.

Tal vez los casos más sangrantes se han dado y se siguen dando en espacios protegidos o que deberían estar protegidos. En Castrillón, las dunas de L'Espartal estuvieron libres de plumeros hasta que se instalaron las pasarelas que las recorren: coincidiendo con su instalación aparecieron los plumeros justo en el borde de las pasarelas. En este caso no fue solo remover la tierra o arena, influye la falta de limpieza de la maquinaria utilizada que va llevando semillas de un lado a otro (a pesar de que en los pliegos de condiciones para la adjudicación de estas obras en espacios protegidos se suele incluir una limpieza de las maquinarias para evitar estos problemas, en la práctica nadie lo comprueba, y una vez finalizada la obra a nadie parece importarle que se hagan cargo del estropicio.
Otro espacio actualmente irreconocible por la proliferación de la invasión es el cauce del río Raíces, especialmente entre Salinas y Piedras Blancas, justo donde se realizó la intervención por parte de la Confederación Hidrográfica para "mejora del cauce" y evitar inundaciones.

Hoy por hoy la vegetación de ribera está siendo desplazada y la zona de aliseda pantanosa (de interés a nivel europeo) acabará transformada por la enorme presión de los plumeros (y otras invasoras).

Un desastre evitable provocado por la incompetencia de los responsables del mantenimiento de nuestro patrimonio natural y que a día de hoy a nadie parece importar.

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