jueves, 8 de diciembre de 2011

Vale, aceptamos "normal" como animal de compañía.



Puede que el intento de chiste del título suene extraño, pero hay cosas que aún son más extrañas y que seguramente tendrán una explicación lógica, aunque yo y mi limitado intelecto no se la encontremos.


Estos días de fiesta en la playa de la Espasa me encontré con un espectáculo natural de lo más inesperado. Al pie del chiringuito, donde la duna ya ha dejado de serlo y se ha llenado de un césped insulso, se han plantado columpios y artilugios para niños, una ducha nueva y en la parte de atrás una tirolina infantil.



Es extraordinario porque ese pequeño trozo de duna casi irreconocible es el único territorio de Asturies, junto con una zona de la cercana playa de la Vega, donde medra una de las pocas plantas que en Asturies han merecido el dudoso honor de considerarse "en peligro de extinción" según la normativa actual.


Se trata de la Linaria supina subesp. maritima, también llamada Mosquita dorada.



Es casi inverosimil que esa planta pequeña y poco vistosa, sobreviva año tras año al trasiego de turistas, niños, perros, toallas, meriendas, cometas y todo lo que una playa pueda ofrecer en la masificada costa asturiana en verano.



Siguiendo las guías botánicas observé este verano que la mosquita dorada había ampliado su floración este año al mes de agosto, pues en varias aparece como de floración en junio y julio.


Allí debajo de las sombrillas y toallas, pisoteadas pero aparentemente no muy destrozadas había unas decenas de inflorescencias a mediados de agosto, justo cuando aparecía por la desembocadura del río Espasa un correlimos pectoral muy agradecido a la fotografía.


Floración tardía. Interesante pero nada excepcional.


Ahora bien, esta semana, en pleno Diciembre, había una floración de Linaria de más de un centenar de ejmplares. Y eso sí que es raro.



Tal vez sea una adaptación de las plantas a la ausencia de pisoteo (aunque tampoco hay polinizadores así que no creo que compense el gasto), tal vez con la ingente acumulación de nitratos en la zona, producto de los más variados desechos humanos, se permita el lujo de poder florecer cuando le dé la gana.


O tal vez sea producto del más raro de los otoños y comienzo de invierno que recuerdo, o sea del cambio climático que gracias a nuestros gobiernos, en Durban dejará por fin de existir.



No lo sé, quizá es que esta sea su época de floración y yo no la sabía, pero vamos, que "normal", lo que se dice "normal", no es.

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