domingo, 24 de abril de 2011

Robezu e isard


Visitando zonas de Pirineos de Gerona pude observar con cierta comodidad un par manadas de rebecos en pastos cercanos a carretera de montaña y comprobar la diferencia aparente entre los rebecos cantábricos (rebecu, robezu) y los pirenaicos (sarrio, isard).




No soy un experto evidentemente, pero parecía facil diferenciar ambas subespecies a simple vista. No era posible comparar tamaños pero sí apreciar una coloración más pálida y los cuernos más largos y rectos.



Los rebecos pirenaicos y los cantábricos pertenecen a la misma especie Rupicapra pyrenaica, diferenciada del resto de rebecos que habitan en las montañas del arco mediterráneo hasta Turquía, excepto los rebecos de los Abruzzos en Italia que son también R. pyrenaica, aunque de subespecies diferenciadas.




Estas diferencias entre rebecos que hacen que pertenezcan a especies diferentes aunque estén más próximos (como los rebecos de Pirineos y los de los Alpes), parecen deberse a las diferentes oleadas que en función de las glaciaciones, fueron ocupando los macizos montañosos europeos.



En cualquier caso la posición taxonómica de los rebecos sigue abierta aunque parece que los últimos avances de análisis genéticos revelan que han existido episodios próximos de hibridación entre los rebecos cantábricos y los pirenaicos (supongo que la actual barrera que supone el País Vasco y Navarra es muy reciente) con lo que la actual división entre Rupicapra pyrenaica pyrenaica y Rupicapra pyrenaica parva (la subespecie cantábrica) no tiene base genética aunque parezcan posibles diferencias de aspecto, medidas (los rebecos cantábricos son más pequeños), etc.



Yo voy a poner un par de fotos de rebecos pirenaicos y cantábricos, y así cualquiera puede ver si hay verdaderas diferencias o no.





Rebeco cantábrico




Rebeco pirenaico

miércoles, 13 de abril de 2011

Pinturas de Fresnéu

Las pinturas rupestres de la Edad del Cobre en Teberga está y en en el lugar más recóndito que hubiese podido imaginar: en lo alto (es un decir) del desfiladero de la Estrechura que atraviesa la carretera que sube al Puertu Ventana y enfrente de la Cueva Huerta (que curiosamente no tiene pinturas rupestres).


Hay que subir por una ladera caliza bastante reseca incluso pocos días después de haber llovido. No tiene apenas árboles, en parte porque no hay mucho suelo pero evidentemente porque ha habido una importante reiteración de incendios en la ladera: quedan restos de troncos a medio quemar, hay zonas con multitud de pequeños brotes de roble, hay alguna espinera y sobre todo hay un roble de tamaño descomunal que no lleva dos días ahí. También se encuentran narcisos, orquídeas, agracejos, rosales, etc.


Son abundantes las chovas, se observan cernícalos volando debajo e incluso hay una pareja de alimoches que frecuenta el desfiladero.


Los abrigos, mínimos resaltes que no llega a cuevas, están protegidos por vallas metálicas en buen estado, y por su localización, en posiciones bastante aéreas sobre el desfiladero, con vistas espectaculares.


Las pinturas son interesantes pero no espectaculares, destacan por presentar figuras humanas en un territorio donde esperamos encontrar bisontes y caballos, y en cambio aparecen figuras que recuerdan más a los esquemas de la zona de Levante.

Las interpretaciones de las mismas están en paneles al comienzo de la ruta, que está señalizada como PR - 158, y también en paneles junto a los propios abrigos.


En todo caso es una ruta corta pero intensa y evidentemente no apta para niños como en alguna publicación he observado. Y en cualquier caso es espectacular el paisaje, la localización y la observación de una muestra de la capacidad humana para la abstracción y para encontrar puntos de encuentro con la naturaleza, hallando los lugares mágicos e integrándose en ellos.



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