domingo, 27 de marzo de 2011

El silencio de los urogallos

El año pasado se publicó el censo realizado de urogallo (Tetrao urogallus) en una de las dos zonas con presencia de la especie en Asturies, concretamente entre Amieva y Aller, la zona oriental, donde se esperaban altas densidades o al menos mantenimiento de la población.



Fue un terrible mazazo comprobar que apenas quedaban en ese enorme territorio, siete machos.

Ponga y Redes, Aller, los últimos bastiones, los lugares donde se escogió al urogallo como icono de su naturaleza, a falta de oso, Parques Naturales donde se han gastado millones en centros de cría, recuperación y museos del urogallo ¡¡¡¡y no quedaban urogallos!!!





Para este año toca el muestreo en la zona occidental, Cangas, Degaña, Ibias....




Es probable que queden algunos más en esta zona. Pero la sensación generalizada es que nos encontramos con un problema que no se ha sabido atajar y que lleva mala dirección.

Con la soberbia que da la ignorancia me atrevo a apuntar que es probable que una causa sea el cambio climático, al fin y al cabo es una reliquia de las glaciaciones, que otra causa sea el proceso de caza casi incontrolada que se llevó a cabo durante años (no hace tanto tiempo un comentarista de temas de montaña y naturaleza en La Nueva España afirmaba tan ancho que la mejor forma de conservar la especie era permitir de nuevo su caza) pero probablemente la gestión de los espacios y recursos económicos de Asturies sea la causa última.




Últimamente se acusó a la densidad de venaos (Cervus elaphus) de ser los causantes del declive por competencia, pisoteos, etc., existiendo correlación entre la densidad de venados y el descenso o desaparición de urogallos.



Y seguro que sí, pero la gestión de nuestras montañas donde las vacas son casi monocultivo, donde sistemáticamente se incumplen las normas puestas por nosotros mismos (por ejemplo, no hay apenas control de turismo en rutas de Redes que deberían estar cerradas en primavera, y año tras año te encuentras con lo mismo: este año estuve en Mongallu, o en Pociellu o subí por el bosque de Vega Baxu hasta Ponga....todas ellas áreas restringidas todo el año o en primavera...¿o ya no?) tienen mucho que ver.


Quizá queden faisanes en el occidente porque hay menos turismo, menos vacas (las vacas no son el monocultivo, las minas tal vez han protegido al urogallo) algunas zonas muy restringidas.... quizá queden más porque está más aislado, porque no son centro de atención.... porque les dejamos en paz.


Sólo sé que mientras otras especies son motivo de continua información y preocupación (ej. oso), la otra especie declarada en peligro de extinción en Asturies desaparece en silencio. Un silencio que clama al cielo en el caso de unos gestores ineficaces que han conseguido matar a algunos de los últimos gallos por acciones inadecuadas (traslocaciones mal hechas, muerte de pollos en el Centro de Recuperación) o por inacciones (lo del Mansín de Tarna fue una desgracia anunciada aunque se intentase cambiar de sitio al animal)

Y además lo único que se les ocurre para evitar la desaparición de la especie es un museo (podían haber hecho una pirámide como mausoleo) o realizar podas y desbroces con maquinaria a matarrasa.

Vamos que cuanto menos se hable del urogallo mejor, y a poder ser que se le extinga al próximo gobiernín. Pero en silencio.



Tal vez sea la única forma de que queden urogallos en Asturies: enjaulados y sin esperanza de volver a un medio que se les vuelve hostil

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